por LadySylvia
Hace un montón de años aseguré un coche con Pelayo porque me dijeron que era la más barata. Lo cierto es que siempre he tenido mucha suerte, nunca he dado una golpe a nadie y muy poquitas veces me los han dado a mí. Pero en un viaje a por esos mundos, un belga loco se estrelló limpiamente contra mi coche. Quedó destrozado todo el lado izquierdo: cristales, puertas y demás. Llamamos a la policía porque el tío se negaba a reconocer que era culpa suya. La policía levantó un atestado dándome la razón. Yo volví a España como pude, con gran sorna en las autopistas sobre el estado del vehículo.
Me puse en contacto con la compañía y me dijeron que no había problemas, que pagase yo el arreglo porque ESTÁBAMOS PENDIENTES DE JUICIO. Yo alegaba que mi seguro a todo riesgo me otorgaba ciertos derechos pero ellos seempeñaban en que lo pagara yo porque me reintegrarían el importe íntegro tras el veredicto del juez. Ya muy mosqueada, lo arreglé (dos meses de taller) y lo pagué (prefiero no recordar la cantidad por inverosímil). Alguien debió quedarse el dinero de este arreglo porque yo nunca pude recuperarlo. Al parecer, no tenía que haber pagado nada PORQUE NO HABÍA SIDO VISTO POR UN PERITO (perito que, claro, nunca se presentó a esar de haber dado yo parte del siniestro.
Pensé, como siempre, que yo era boba y lo había hecho mal, así que procuré olvidarlo lo antes posible.
Pero es que, cuando cambié de coche, ya se negaron a asegurarme porque decidieron que era un coche de alto riesgo. La razón de ello, rebasa mi capacidad. Era un coche de lo más normalito y ni siquiera tenía demasiados caballos.
El caso es que tuve que cambiar de compañía... y no me arrepiento. Con la nueva no me han timado ni una sola vez.
martes, 13 de enero de 2009
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